martes, 5 de octubre de 2010

PALABRAS VIVAS Y “LENGUAS MUERTAS” IV

LA PAIDEIA EN EL RENACIMIENTO
ÓSCAR LÓPEZ R. Filósofo - Psicólogo

La palabra “renacer” tiene un sentido mágico e implica una revitalización tanto en lo físico como en lo espiritual. No sólo los individuos, sino también las sociedades, viven momentos de gran ímpetu que los griegos llamaban “Kairos”, que son únicos e irrepetibles. Esto fue lo que se palpaba en la Europa Meridional, especialmente en Italia, a fines del siglo XIII, un nuevo interés por lo natural, el paisaje, lo humano, que preludiaron San Francisco, Dante, Giotto, Petrarca, Boccaccio.

En nuestro recuento sobre la idea de "paideia", nos corresponde señalar un período que como pocos ha situado a la humanidad en un nuevo camino en el desarrollo de la conciencia humana: el Renacimiento, y para entenderlo, es bueno recordar lo que dice Ralph Roeder:

La fuerza que creaba era la misma que destruía y no fue quizá pura casualidad el que las glorias artísticas y las miserias morales de la época alcanzaran su ápice conjuntamente “...Por eso en esta época hallamos personajes como Savonarola, Castiglione Maquiavelo y Aretino. Y concluye: “¿la virtud ascética de Savonarola, la virtud oportunista de Maquiavelo, la virtud social de Castiglione y la virtud animal de Aretino, qué vienen a ser sino las soluciones últimas de aquellos que temen a la vida, y de los que la aceptan, de los que pactan con ella y de los que a ella sucumben?” (El hombre del Renacimiento).
Por eso, según Jacob Burckhardt, las profundas contradicciones y los contrates irreconciliables de esta época, la llevan a ver como la verdadera imagen de la humanidad; de ahí su carácter ejemplar, pues "allí se descubrió y se alumbró el contenido íntimo del hombre". El Renacimiento no sólo poseía el concepto de la humanidad, sino la humanidad misma, forjando la idea del uomo universalis, que desde entonces será un ideal paralas épocas futuras.

El Renacimiento ha sido considerado como un período de transición que va de la Edad Media al mundo moderno, y por ser un movimiento tan complejo, no es posible adscribirle una fecha fija, pues en muchos aspectos vivimos problemas no resueltos de esa época. Sin embargo, este proceso fue gradual y no repentino, y el paso del siglo XIII al XIV, estuvo marcado por una serie de cambios en diversos campos, el estético que es el más conocido, igualmente abarca lo político, lo legal, lo filosófico, y aún cambios drásticos en las costumbres y en la vida diaria.

Fue una época deslumbrante y contradictoria, llena de luces y oscuridades, con personajes como Pico de la Mirándola, el gran expositor del Discurso sobre la dignidad del hombre, y Rabelais, que con su Gargantúa, se burló de los llamados valores medievales, César Borgia, y Lorenzo de Médicis. Sin embargo, gracias a ella, la humanidad luchó por la libertad consciente de sí misma, y esto, con una energía intelectual, y una pasión que luchó por superar los dogmas, el culto a la autoridad y el escolasticismo habían sumido a la Europa medieval, y el cansancio y los abusos del poder eclesial lleva a su limitación. Cada uno a su manera fue la expresión fiel de una época en búsqueda de sí misma, entre conflictos y turbulencias.

El Renacimiento tuvo un campo de aplicación múltiple; así en la arquitectura se redescubren los monumentos de la antigüedad, en la literatura aparecen nuevos manuscritos y hay una pasión por lo antiguo, un nuevo gusto por la poesía y la naturaleza que ya se había preanunciado desde el siglo XIII. A esto se agrega el descubrimiento del sistema solar de Copérnico y Galileo, la anatomía por Vesalio, la circulación de la sangre por Harvey, y en suma, la afirmación del método científico que había preludiado la escuela de Chartres. En lo político se supera el feudalismo, y aparecen las primeras naciones,

Italia fue la primer nación en donde se dieron dichos cambios, gracias a su régimen de libertades políticas, a su desarrollo comercial, al desarrollo de la lengua y a su posición mediterránea que le permitió ponerse en contacto con el fabuloso Oriente desde Marco Polo, Colón, y todos los que se atrevieron a romper las columnas de Hércules, el límite infranqueable hasta ese momento. En lo político, la ciudades lombardas arrebataron el poder fiscalizador a la iglesia y lo entregó a las comunas administradas por juntas de magistrados que eran responsables antes los ciudadenos. Era un renacer de la ciudad–estado helénica, se propagó así un culto al gobierno constitucional, que si bien tuvo logros, prepará el terreno para la aparición de los tiranos, esas figuras que se campean por todo el renacimiento.

El renacimiento carolingio había llevado a una nueva conciencia social de la cristiandad occidental; por primera vez se rompió con códigos tribales y el cristianismo promulgaba sus propias leyes, y transformación que no venía ni del elemento germánico ni romano. Se propició a sí el renacer del estado helénico independiente y soberano. Esto con el apoyo de los juristas de Bolonia (la primer universidad europea) con lo que se crearon everdadera esatados soberanos occidentales que disputaban a la Iglesia su poder. Asi, las ciudades del norte de Italia, contaban por vez primera con administradores que derrocaron a los obispos –principes, creando así un gobierno civil. Empieza a sí la alianza del Estado y el capital, que fundará el Capitalismo, que aún nos domina hoy, en forma más agresiva y global. Maquiavelo el primer realista con su racionalismo político y portavoz de su época, por eso es también el primer psicólogo del desenmascaramiento, precursor de Marx, Nietzsche y Freud. Expuso el dualismo moral que late en todo político, y para el cual el fin justifica los medios.

Después de la Edad Media, ya era claro que no era posible unir en una misma unidad la doctrina eclesiástica, las fuerzas nuevas, las naciones en formación y los individuos afanosos de libertad. Empieza la escisión Iglesia e Imperio, llevando a un antagonismo de 400 años. Con la conquista de Carlos V de Italia, empieza a dominar el capital financiero y por eso como anota Clarck ya la Iglesia formaba parte del sistema bancario internacional que inició Italia a fines del siglo XIII.
Por eso, ésta es la época en que el “realismo político”, en o sea el que desenmascara las verdaderas intenciones de todo poder, se hace consciente, luego de que ya era imposible una República cristiana por la lucha de poderes imperiales y eclesiásticos y se justifican gran parte de los crímenes de Estado”.

En la Edad media se desea conservar lo antiguo y tradicional, y no tiene ningún sentido para lo nuevo y para el progreso. Como anota Hauser, “es esta una época tranquila, segura de sí misma, robusta en su fe, que no duda de la validez de su concepción de la verdad ni de sus leyes morales, que no conoce ningún conflicto del espíritu ni ningún problema de conciencia, que no siente deseos de novedad ni se cansa de lo viejo”. Es esta una “cultura autoritaria y coersitiva, y sólo bajo la presión de las sanciones pudo desarrollar una visión homogénea y cerrada”.

Todo esto va a cambiar, con la economía monetaria y mercantil y los inicios del hombre burgués, ahora es en las ciudades y no en las catedrales donde la gente se encuentra; además, surgen dos nuevas clases profesionales: los artesanos y los comerciantes, que ya no trabajan para sí mismos, sino que trabajan para otros.

La economía monetaria está representada en su forma más pura en el comerciante, que ya buscaba el beneficio y la ganancia, y que opone a la propiedad territorial como única forma de riqueza hasta entonces, y en el que los metales finos sólo servían como uso de embellecimiento. Además, el dinero acuñado que estaba en manos de la Iglesia, no circulaba. Fue el comercio el que a partir del dinero lo convirtió en medio de cambio, lo puso a trabajar, con lo cual a parecen los primeros rasgos de la mentalidad capitalista. Sin embargo, el burgués era despreciado y formó el tercer Estado y se puso a la vanguardia de los cambios sociales; se borran las diferencias sociales entre siervos y libres, y aquéllos ya pueden contratar, y no se les paga en especie sino en dinero. Esto le va a generar al trabajador una nueva conciencia de sí mismo, va a tener más tiempo libre y podrá dedicarse ya a leer. Se origina así una “secularización de la cultura, y un intercambio intelectual y artístico que desde el siglo XII establece un comercio entre Oriente y Occidente, Norte y Sur; es una cultura cosmopolita, se emprenden cruzadas, peregrinaciones, se forman logias, y los estudiantes y profesores viajan de universidad en universidad”.


Cervantes y Shakespeare son portavoces de la nueva época y en sus obras queda reflejado el fin del mundo medieval, el de la caballería y sus ideales. Así, España, donde más brillo tuvo la caballería, fue donde tuvo su mayor derrota, y ante el empuje de los ingleses y holandeses, el hidalgo enriquecido con el oro que llegaba de América, terminó muchas veces en pícaro y vagabundo. Además, la Contrarreforma, cerró todas las posibilidades para su entrada a la modernidad.

En Shakespeare hallamos que la tensión entre el mundo real y el ideal, se convirtió en una relación antitética. En la Edad Media, a pesar de que fue mayor el conflicto entre este mundo y el más allá, sin embargo, no se dio el conflicto trágico. Es el realismo político el que lo va a mostrar, y llevará a que se traslade el conflicto al alma del héroe. Esta será la gran labor de Shakespeare. Y así, las Moralidades –representaciones teatrales- que expresan la lucha psicológica, van a tomar en el drama isabelino el trágico conflicto de conciencia que aparecerá en los dramas de Shakespeare, y así, el destino trágico del héroe se convierte en el motivo de muchos de sus dramas. Aquí aparece también la idea protestante de predestinación que es simultánea con la formación de la tragedia moderna. Por eso señala Hauser, que en Shakespeare su “desbordada vitalidad correspondía lo mejor posible al concepto corriente del Renacimiento”.

En el campo de la paideia, hallamos que la educación ya no está en manos de la Iglesia, gracias al surgimiento de las lenguas vulgares. Y así, si en la Edad Media no había distinción clara entre lo público y lo privado, desde el Renacimiento comienzan claramente a deslindarse. Así, se da un paso progresivo de lo privado a lo público, el cual coincide con la voluntad de los poderes político y religioso de controlar el conjunto de la sociedad, y las nuevas estructuras educativas, en particular los colegios, cuentan con la adhesión de los padres, pues tienen muy claro que llevar a un niño a la escuela es someter sus instintos primarios. Se comprende que la instrucción de un joven le permite dominar las técnicas de la profesión a la que se dedicará a participar en la vida pública. Así, el éxito de la nueva educación, responde a un individualismo que aumenta sin cesar. Y así por ejemplo, aparecen códigos de urbanidad en los cuales se busca el ocultamiento de lo orgánico.

Sin embargo, en el caso de las mujeres de clases privilegiadas y las religiosas, eran educadas para el hogar, y sólo en las clases privilegiadas aprendían a escribir y a leer, dominaban el latín y a veces el griego, igual las religiosas; a las de clase baja se les educaba sólo en lo pertinente al manejo del hogar, y “como defensora de los valores privados se le consagraba a su defensa y transmisión”.

Como anota Chartier, “la entrada de las sociedades occidentales en la cultura de lo escrito, es una de las principales evoluciones de la Edad Moderna”. Con él vienen los avances de la alfabetización, la circulación de textos escritos, y la difusión de la lectura en silencio, cuyo precursor se dice fue Petrarca, instaurando una relación solitaria entre el escritor y el libro. Se publican libros en los siglos XVI y XVII, y así la Biblia es el primer libro producido en serie en Alemania a precios bajos.

El primer escritor moderno que expresa en público su propia intimidad es Montaigne, quien con sus "Ensayos", a la vez que crea un nuevo estilo de escritura, inicia una nueva relación del sujeto humano con la literatura.
Tampoco podemos olvidar que la asistencia del público a actos religiosos, permiten nuevas formas de educación. Así, la representación de Autos Sacramentales, no son sólo actos de piedad, y la asistencia a los teatros que fueron muy populares en Inglaterra, tenían un poder educador como lo tiene el cine hoy.
Erasmo de Rotterdam y François Rabelais, darán un toque definitivo a esta época. El primero con su "Elogio de la locura", encarnará el nuevo saber, alejado del convento, una cultura al servicio de la vida, y una ironía que se burla del clero. En su obra, no queda estamento eclesial libre de sus dardos, y como decía un autor, "allí se hace befa hasta de las cosas de Dios". Por eso, su obra va a ser considerada, "el grito de guerra del humanismo", y se escapará de los brazos inquisitoriales al recurso irónico de expresar que no es él quien habla, sino la locura.
Rabelais a su vez, es la expresión más acabada del Renacimiento, pues su obra "Gargantúa" es un balance crítico del saber medieval, y con su lenguaje grotesco buscará echar por la borda todo el esfuerzo medieval, hechando mano de un lenguaje escatológico, pero que en el fondo, a través de la risa, mostrará su confianza en la razón, en la bondad del hombre y su capacidad creadora, sólo que ahora lo hará alejado del pesado lenguaje que durante dos siglos fue el recurso de las instituciones educativas.

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